ESTRÉS Y MICROBIOTA-Problemas Gastrointestinales y estrés

¿Sabes por qué el Estrés o la Ansiedad influyen de manera importante en nuestra salud intestinal?

¿Y por qué una microbiota saludable protege a nuestro cerebro y nuestra salud emocional?

La relación hay que buscarla en la conexión del intestino y el cerebro, lo que se conoce como el eje intestino-cerebro.

En nuestro intestino habitan millones de microorganismos que en su conjunto se conocen como microbiota intestinal.

Aunque puede haber microorganismos similares en individuos diferentes, la microbiota de cada persona es única e irrepetible, con gran variabilidad en su composición.

Es importante señalar que a menudo, los problemas gastrointestinales y las alteraciones de la microbiota intestinal tienen su origen en las situaciones de estrés, debido a que el intestino tiene su propio sistema nervioso, llamado Sistema Nervioso Entérico, que es capaz de funcionar de forma totalmente independiente del sistema nervioso central, aunque se encuentra en constante comunicación con este.

Es por ello que, situaciones o emociones estresantes provocan distintos trastornos intestinales.

Todo esto provoca un aumento de la permeabilidad intestinal, lo que significa que se altera una de las principales funciones de «filtro» de nuestro intestino, vital para ser selectivo a determinados virus, bacterias o parásitos de su entrada a la sangre.

Volviendo al eje intestino-cerebro, los microbios que habitan en nuestro intestino son capaces de comunicarse con las células nerviosas del mismo y con el cerebro de forma bidireccional ( intestino-cerebro), de manera que existe un tráfico constante de sustancias químicas y hormonas que proporcionan información sobre si tenemos hambre, o no, si estamos estresados, si hemos ingerido algún microbios que sea patógeno..etc.

Una de las hormonas más conocidas son la dopamina y la serotonina, amabas se liberan desde el intestino y actúan sobre nuestro comportamiento y emociones.

Por ello es tan importante una buena salud intestinal para el tratamiento o prevención de distintos trastornos como la ansiedad, depresión u otras disfunciones conductuales.

De la misma manera, los niveles bajos de serotonina pueden ocasionar alteraciones intestinales tales como estreñimiento, diarrea, nauseas..etc

Por ello, muchas veces se han utilizado antidepresivos para el tratamiento de trastornos gastrointestinales, tales como el síndrome de colon irritable.

UNA MICROBIOTA 10 PARA UNA SALUD EMOCIONAL 10

Tal y como hemos estado avanzando podemos afirmar que, cuidar de tu microbiota es cuidar de tu salud emocional, por ello para conseguir un estado óptimo de nuestra microbiota es imprescindible incluir en nuestra dieta probióticos, prebióticos y simbióticos.

*Un Probiótico es un microorganismo vivo que, al ser administrado de forma correcta puede tener beneficios para nuestra salud.

Entre sus principales funciones se encuentran:

  • Protección frente a agentes externos
  • Influencia sobre el sistema inmune
  • Permiten asimilar nutrientes específicos.

Las especies de probióticos más utilizadas son Lactobacillus y Bifidobacterium, muy comunes en los yogures de la actualidad.

Los probióticos pueden ser consumidos tanto en alimentos como en suplementos nutriconales.

La presencia de porbióticos en la alimnetación se remonta a periodos previos al Neolítico, mediante el consumo de alimentos fermentados, debido a que la fermentación era un proceso de conservación que aumentaba la vida útil de los alimentos, además de hacerlos más apetecibles.

Así podemos encontrar alimentos fermentados tales como la kombucha, el tempeh, el kimchi, miso, natto o los tan conocidos yogur y kéfir.

*Un Prebiótico es una sustacia o ingrediente fermentado selectivamente que da lugar a cambios específicos en la composición y/o actividad de la microbiota intestinal, favoreciendo la presencia de bacteris beneficiosas, es decir, simplificando mucho, son el «alimento de las bacterias».

Los prebióticos actúan sobre nuestra microbiota intestinal, favoreciendo la el aumento de bacterias beneficiosas y disminuyendo la población de microorganismos patógenos.

Al igual que con los probióticos, los prebióticos podemos obtenerlos mediante suplementos nutricionales o mediante la ingesta de alimentos ricos en determinados tipos de fibra como:

  • Almidón resistente: se puede obtener fácilmente cocinando la patata o el arroz y dejarlo enfriar para conservarlo en la nevera, de esta manera generamos almidón resistente que será un buen prebiótico.
  • Beta-glucanos: muy presentes en alimentos como la avena.
  • Inulina: es un tipo de fibra soluble que encontramos en verduras como la alcachofa, la cebolla o el ajo.
  • Pectina: frutas como la manzana, la pera o la naranja son ricas en pectinas, un tipo de fibra que sirve de alimento para las bacterias del intestino.
  • Lignina: la acelga o la lechuga son ricas en lignina.
  • Mucílagos: es otro tipo de fibra soluble, al igual que la inulina. Determinadas semillas, como las de chía, lino o los higos tienen un elevado contenido de mucílagos.

*Los Simbióticos son son alimentos que en su composición incluyen probióticos y prebióticos y potencian, sobre todo, su efecto beneficioso para la salud intestinal. Un ejemplo serían los preparados lácteos ricos en fibra fermentados por bifidobacterias.

A largo plazo el consumo regular de simbióticos diversos ha demostrado mejorar la salud en adultos mediante la reducción de la incidencia y severidad de las enfermedades respiratorias durante la temporada de frío, lo que sugiere un efecto sinérgico entre probióticos y prebióticos como podéis comprobar en este estudio.

Por otra parte, los simbióticos son capaces de alterar la composición de la microflora del colon, reduciendo los procesos inflamatorios en la mucosa del intestino. Tienen el potencial para inducir la remisión en las enfermedades inflamatorias del intestino. En pacientes sometidos a cirugía, se ha demostrado que algunos simbióticos son capaces de prevenir las infecciones bacterianas. En lo referente al envejecimiento, prebióticos, probióticos y simbióticos podrían mejorar la flora intestinal y la enfermedad inflamatoria en las personas mayores.

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