Alimentación y Covid-19, lo que NO te han contado.

La forma que tenemos de alimentarnos tiene un papel muy importante en la salud de nuestro cuerpo, física y emocionalmente.

La falta de energía, alergias, dermatitis, inflamaciones, gases, e incluso reacciones autoinmunes ( ¡el sistema inmunológico ataca a sus propias células!) mejoran con una alimentación correcta e incluso desaparecen.

Por tanto, nuestra alimentación puede tiene gran importancia a la hora de prevenir patologías y combatirlas reforzando nuestro sistema inmunológico, así como una mala alimentación puede deprimirlo y hacernos más susceptibles de enfermar, por tanto, intenta adquirir los alimentos que sean lo más saludables posibles, teniendo en cuenta otros factores como su correcto cocinado y su buena conservación.

¿Quieres saber más de como tu forma de alimentarte está boikoteando a tu sistema inmunológico?

En esta entrada, os hablo sobre la importancia de cuidar nuestros hábitos dietéticos de forma constante, pero aún más en nuestra situación actual de pandemia mundial, causada por un virus que, según nos han informado, no actúa igual en todos los organismos, en aquellos cuyo sistema inmune no está debilitado, transita de una forma mucho más leve que en personas con patologías previas y/o sistema inmunológico deprimido.

El estrés prolongado y sostenido en el tiempo, la dieta incorrecta (con exceso de productos ultraprocesados como refrescos, golosinas, bollería, lácteos azucarados, galletas dulces y saladas, aceites de mala calidad, embutidos, panes industriales, platos preparados como pizzas y pastas listas para calentar, salsas, snacks salados, frutos secos fritos y salados, chocolatina y un largo etcétera), la falta de entrenamiento de fuerza y de actividad física cardiovascular, exceso de medicación de cualquier tipo, incluyendo antibióticos, falta de descanso y alteraciones del ritmo circadiano, dañan nuestro sistema inmunológico, haciendo más débil nuestro organismo, y presentando sintomatologías varias como cansancio y reacciones inflamatorias.

Debemos ser conscientes de que actualmente, debido a la pandemia Covid-19 nos encontramos más alterados y preocupados, estadísticamente la población está comiendo peor (¡no hay más que ver los carros de la compra y las estadísticas de consumo!!) y además no se respectan los reposos digestivos, apenas se realiza entrenamiento de fuerza y el descanso no es el suficiente ni reparador.

Seguramente mucha gente esté enganchada a las noticias, series o películas hasta altas horas de la noche, alterando los patrones de sueño y descanso, es importante ser más estrictos que nunca con la exposición a pantallas de todo tipo e irnos temprano a dormir.

Alimentación para reforzar nuestras defensas

Tomemos la alimentación como una aliada para reforzarnos, “somos lo que comemos”.

Un buen consejo al respecto es el siguiente: una vez que se acaben los productos malsanos y ultraprocesados de casa, no vuelvas a comprar, o abusarás, de ellos más que nunca, tampoco convienen absolutamente nada a los niños, menos a los mayores y enfermos de cualquier patología, los alimentos refinados, azucarados, con aceites vegetales de mala calidad, dañan tu sistema inmunológico.

Qué incluir en nuestros menús diarios

  • VEGETALES FRESCOS CRUDOS: lávalos bien y disfruta de ensaladas, por su contenido en vitaminas como ácido fólico, antioxidantes como la Vitamina C. Esta vitamina aumenta la producción de interferón, una sustancia celular que impide a una amplia gama de virus provocar infecciones, por lo que podría potenciar nuestra inmunidad. No hace falta que te suplementes, a menos que una analítica nos muestre un déficit severo, consume pimiento crudo y tomate en tus ensaladas, frutas cítricas y todas las hortalizas en general.
  • HUEVOS, PESCADOS, CARNES DE CALIDAD, LÁCTEOS FERMENTADOS: incluir suficiente cantidad de proteína de calidad, es importante si nos movemos menos para minimizar la pérdida de masa muscular, pero estos alimentos contienen también vitaminas y minerales implicados en la inmunidad, como vitaminas del complejo B, cuya deficiencia puede suprimir la respuesta de algunos linfocitos. También por su contenido en hierro y selenio.
  • LEGUMBRES, FRUTOS SECOS NATURALES,  SEMILLAS DE CALABAZA: además de contener proteína, vitaminas y grasa de calidad, también multitud de minerales, entre ellos el Cinc, cuya carencia también afecta a la respuesta inmunológica.
  • EXPOSICIÓN SOLAR Y VITAMINA D: si ha sido una de las vitaminas más nombradas durante la pandemia en virtud de su relación con el sistema inmunitario por algo será.

La exposición solar de 30 minutos diarios, a piel descubierta y no a través de un cristal es vital para obtener unos buenos niveles de vitamina D, que no es exactamente una vitamina, es en realidad una «super hormona», más bien una prohormona, implicada en infinidad de mecanismos fisiológicos, cuya deficiencia se relaciona con multitud de enfermedades como diabetes, cardiovasculares, depresión e incluso cáncer, y, por supuesto, enfermedades óseas.

Prestaremos atención a esa mínima exposición solar diaria y, para complementar, consumo de alimentos grasos como pescados azules, huevo entero, setas, lácteos grasos, algunos lácteos vienen además enriquecidos en vitamina D, pero recordemos que esta vitamina debe ir en grasa dietética.

Si no podemos exponernos al Sol, mejor suplementar la D3 de venta en farmacia siguiendo las especificaciones del fabricante, o mejor, de tu dietista-nutricionista. Si ya se tenía una deficiencia, es casi imposible salir de ella con alimentación simplemente, conviene suplementar ahora que salimos menos de casa.

Por último, pienso que en esta situación estresora de pandemia es un buen momento para introducir hábitos saludables en nuestras vidas, prevenir siempre mejor que curar y reflexionar  sobre nuestro autocuidado, nuestra alimentación, actividad física, enriquecimiento personal y perseguir la mejor versión de nosotros mismos, como dice el auxiliar de vuelo “póngase la mascarilla para poder ponérsela al niño”, si estamos enfermos, cansados con alguna patología no podremos ayudar a los demás ni cumplir nuestros propósitos de vida.

 

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